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Colonia for ever

Por Danny Wilde

En 1946 Juan Domingo Perón consolidó ese 9 de julio de 1816 que Billiken siempre promocionó como ´la Independencia  Argentina´. Por primera vez en la historia, nuestro país era libre económicamente hablando. El líder justicialista abonó la deuda externa y además prestó dinero a países europeos. A partir de ese año la Argentina cambió.

No obstante, el imperio no se rindió y en 1955 dejó al pueblo sin su liberador. Desde ese año y hasta el 2003 nuestro país fue manejado por hombres ajustados a la banca mundial donde sólo  hacían progresar a la Argentina en su deuda. Se rescata de esta impronta a Cámpora, Illia, Perón e Isabel.

La Argentina volvió a ser libre de la mano de Néstor Kirchner. El crecimiento económico de su gobierno más la ampliación de derechos de su sucesora y esposa Cristina Fernández pusieron de pie a este país. Cuando quien fuera electo en el 2015 tuvo la oportunidad de pasar a la historia, triunfó Macri. El hijo de Franco con su plan económico entreguista y su comunicación nazi coloco a la Argentina en el rubro colonias. Y ahí estamos esperando el rescate de algún patriota que por ahora no se avizora.

Nuevamente somos un país colonial. Juan José Hernández Arregui dijo: “Hay, en un país colonial, dos patrones culturales:  A) la “cultura”  de la oligarquía de la tierra transmitida, en particular, a la clase media, y cuyos valores, difundidos a través de la escuela, diarios, revistas, televisión, etc. son las máscaras de la dependencia económica”. En su libro Peronismo y Socialismo el escritor agrega: “Estos valores coloniales contrahechos tienden a crear una imagen falsificada de la Argentina. Así, el colonizado deviene extranjero en sus maneras de sentir y pensar, y de este modo, aunque vive en el país, permanece extraño a su realidad profunda. Esto es comprobable en Buenos Aires, sucursal del imperialismo. Como se trata de un europeísmo o un yanquismo falsos, las clases altas y medias acomodadas, a través de sus gustos, modas, diversiones, muestran una personalidad no menos falsa. En rigor, la mentalidad colonizada no es nativa ni extranjera, pues siendo ambos términos excluyentes entre sí tal extranjerismo  encubre las relaciones materiales que configuran la mentalidad colonial, siempre asociada a la desestimación de lo propio. B) Frente a esta cultura colonial, late en el pueblo oscuro la cultura nacional. Toda cultura nacional es colectiva. Esta cultura colectiva, casi por entero, es inmune a la difusión en masa de la “cultura” del colonialismo. Por eso mismo, la conciencia histórica está en el pueblo, no en las clases Y si esta conciencia histórica es interpretada y alumbrada por una minoría de escritorios nacionales, es porque no todos los intelectuales son lacayos. Lucha cultural es, pues, rescate y revitalización de las tradiciones colectivas, costumbres, creencias, folklore, un pueblo sin folklore no es tal si no un conglomerado sin historia, que vienen del pasado y se anudan al presente como herencia  y al porvenir como revolución nacional. Para un pueblo cultural, por eso,  todo extranjerismo es un descastamiento. Y cuando un pueblo, como pasa en la Argentina, está en lucha por la liberación, la lucha política es, simultáneamente, lucha cultural contra la dominación extranjera. En suma, lucha cultural es prédica y actividad por la liberación argentina e iberoamericana de la opresión imperialista, cualesquiera sean los nombres que ésta adopte, “desarrollismo”, “economía social de mercado”, etc. Pues estas teorías, más aún que las formas artísticas, son los mitos tendenciosos que nos remiten embalados desde afuera. En síntesis, el objetivo de la lucha política y cultural es la descolonización económica de la Argentina”.

Arregui hizo un análisis en su obra Peronismo y socialismo: “Que todavía no tiene vencimiento. La actualización de Arregui mucho se debe a la presencia de Macri. Un empresario que desde su pensamiento discriminador solo piensa en la acumulación de viene para su familia y su clase social en detrimento de las mayorías que pueblan este territorio ubicado en las cercanías del Uruguay”.

Cada medida, cada acto que se expresa desde el poder ejecutivo es una puñalada a la patria, una zancadilla a la libertad y una bienvenida a la esclavitud. El desinterés por jubilados, menores, mujeres, trabajadores en general se palpa  en forma cotidiana. La pobreza cero tan anunciada fue sólo un engaño, su primer interés es la desaparición de la clase media y que esta reemplace a los pobres de ahora. Pero el objetivo final es la conversión total del país en colonia y su entrega  al imperialismo. Mientras esto pasa todavía quedan confundidos, cobardes, ignorantes y socios del club de odiadores que creen que el clan Macri hizo la plata trabajando y vienen  a salvar la república con la ayuda de la diputada por Punta del Este gracias a su fuerza moral.

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