CLAUDIO RIGUES: La percepción social revela que el ánimo de los argentinos está por el suelo.
Por Rodrigo Marcogliese -

«Cuando el bolsillo está vacío, el ánimo se tambalea”. Esta expresión popular grafica los resultados de la encuesta sobre el humor social, realizada por la Consultora Indaga-RSO entre cerca de 3 mil ciudadanos de la CABA y el Gran Buenos Aires. Comunas conversó con su director Claudio Rigues, quien explicó que el informe comparativo entre marzo de 2004 y marzo de 2025 midió la percepción social y el impacto del programa económico en este periodo. Sobre lo que arrojó la encuesta, el especialista resaltó:
“Este análisis se enfocó en el impacto de la gestión económica del gobierno en un año. Notamos que se produjo un descenso social marcado en sectores como la clase media. “Los argentinos están modificando sus hábitos de consumo: consumen menos carne, optan por segundas marcas, buscan promociones y recurren a tarjetas de crédito o préstamos personales para sostener sus ingresos familiares, que se han visto reducidos considerablemente”.
“En total se entrevistaron 2.723 ciudadanos de CABA y el Gran Buenos Aires,- precisó Rhigues -respetando las proporciones por edad, sexo y formalidad laboral. Las encuestas se hicieron combinando llamadas telefónicas, a celulares y teléfonos fijos, pero no de manera automática, sino con un operador/a haciendo las preguntas y recibiendo las respuestas.
Entre los principales aspectos detectados en el estudio, el Consultor mencionó las dificultades para ahorrar: “Hace un año, 6 de cada 10 familias podían ahorrar, pero actualmente el porcentaje ha disminuido drásticamente. Muchas familias, incluso de clase media, reportan que sus ingresos ya no alcanzan para cubrir sus necesidades básicas- reforzó-
Otro fenómeno que se manifestó fue el cambio en hábitos de consumo: “Se consume menos carne y se opta por productos de marcas más económicas. También se observa un mayor uso de sistemas de crédito y préstamos personales. A ello añadió como ejemplo, el acceso a medicina prepaga: “La clase media ha reducido su acceso a la medicina privada. Algunos han migrado al sistema público o han contratado servicios de menor calidad debido al incremento de costos.
En cuanto al impacto de la inflación, el directivo de Indaga, apuntó: “Los precios, especialmente de alimentos como la carne, han tenido incrementos notables. Aunque hubo una leve mejora en los índices de inflación hacia septiembre del año pasado, los ingresos continúan siendo insuficientes.
A propósito señaló que las perspectivas son preocupantes: “El 54% de las personas identifica los alimentos como su mayor gasto. Este panorama refleja una profunda crisis en los ingresos familiares y un cambio significativo en las prioridades de gasto.
Claudio Rhigues, también expuso el impacto de la situación económica en el nivel de pobreza, a partir de las mediciones sobre ambos indicadores: “Desde el punto de vista estadístico, quienes están por debajo de la canasta básica- el millón de pesos-,son considerados pobres. Actualmente, el costo de la Canasta Básica Total (CBT) en Argentina para una familia tipo se estima en $1.024.4352. Este monto incluye alimentos y otros gastos esenciales como vivienda, transporte y servicios básicos. Sin embargo el salario promedio de los trabajadores registrados está a menos de $200,000 de este límite. Esto afecta a todas las clases sociales, incluidas la clase media y las más vulnerables.
De este modo el experto reforzó el resultado del estudio donde se reveló que “Aproximadamente el 20% de la clase media ha evidenciado un descenso social. En resumen lo que se comprobó fue que “la combinación de una inflación persistente, salarios bajos y temor al desempleo ha generado una situación crítica para las familias argentinas. La clase media, en particular, enfrenta una situación de descenso social, ajustando drásticamente sus hábitos de consumo y modos de vida.
Finalmente cerró con una reflexión, también emanada del estudio:
“El descenso social que afecta a muchas familias argentinas está generando una creciente preocupación por la posible pérdida del empleo. Esta preocupación se ve agravada por la falta de crecimiento productivo en el programa económico actual, que todavía no presenta resultados claros ni significativos. Además, las mejoras salariales han sido muy lentas y, en algunos casos, prácticamente inexistentes en comparación con el aumento del costo de vida. Frente a una economía que no genera empleo ni crecimiento, muchas familias se enfrentan a serias dificultades para sostener sus ingresos y niveles de consumo”.-concluyó Rhigues-.