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Belgrano, Cristina y la ética

Por Danny Wilde

Cristina Fernández es el centro preferido de las acciones políticas amarillas y estas son promovidas desde Comodoro Py. Los medios dominantes invaden cada hogar argentino deformando la realidad. Los grupos de tareas de la oligarquía atontan al televidente con el “se robaron todo”.

Nada se explica, solo se dice “se robaron todo”. La gente repite y no sabe ni puede explicar los motivos de las acusaciones o el valor nominal del  “se robaron todo”.  Comodoro Py despacha causas tendenciosas y ridículas que los medios magnifican y al oído del televidente hasta parecen reales, pero el tiempo demostrará que solo fueron y son acciones políticas.

Pero lo que le pasa a Cristina no es nuevo. Perón marcha al exilio en setiembre de 1955 dejando el lugar a los patriotas de la revolución libertadora. Cincuenta causas se armaron contra quien realizó la independencia económica. 50 causas desde traición a la patria, malversación de fondos hasta estupro y violación. En 1972 se cayeron todas las causas por inexistentes. No eran veraces, pero durante 18 años el pueblo se enteró por los medios que Perón era un ladrón y un violador.

Perón pasó a la historia por haber logrado quizás el mejor gobierno de la historia argentina al entregar el gobierno después de tres años de inflación, recesión, fusilamientos y haber quitado la constitución del 49´, aquella con más derechos en la historia. Un triste papel que les sirvió para los diarios, nunca para los libros.

Hipólito Yrigoyen fue el primer presidente que a pesar de errores como la semana trágica y la Patagonia rebelde, dio visibilidad a la clase media. Terminó echado del gobierno, pobre y acusado de corrupción. Pero todos los recordamos, pasó a la historia. Aquellos presidentes que lo sucedieron, integraron la década infame y apenas recordamos sus apellidos. La ética tan menta en  los gobiernos liberales y dictatoriales no aflora en la historia, solo aparecen como miembros   de fracasados gobiernos.

A Rosas, la historia  también le jugó una mala pasada. De un proteccionista latinoamericano para San Martín pasó a ser el tirano para Mitre y aquellos que sostienen un sistema donde la derecha hace y deshace a su antojo.

Pero la familia Belgrano también sufrió el escarnio público. Domingo Belgrano, padre del creador de la bandera, junto a dos hombres poderosos del virreinato habían sido acusados de corrupción. Su hijo recibió la noticia en España mientras estudiaba derecho.

Domingo Belgrano fue traficante de negros del Río de la Plata, además de ser importante comerciante. Ingresó a la administración pública con el cargo de vista, cuya función era la de controlar todas las mercaderías que entraban y salían del puerto. En agosto de 1789 junto a los dos comerciantes fue acusado de irregularidades en la función pública.

Cuenta Gustavo Baiman en su obra “Los primeros carne ladrones de la patria” que “Manuel recorrió durante dos años los palacios de la Corona, pero entendió que esos hombres no tenían honra. No encontró a ningún funcionario que se interesa por la suerte de su padre. Vivió en carne propia los efectos de la burocracia y de la corrupción, una corrupción, que ni siquiera era efectiva, porque ninguno de los sobornos que pagó para liberar a su padre dio resultado”.

Finalmente, luego de 4 años el Virrey Arredondo, cuenta Baiman, sobreseyó del cargo al padre de Belgrano. El creador de la bandera también sufrió, en su padre, la injusticia burocrática. Domingo estuvo detenido 4 años por un delito que no había cometido pero  en principio la justicia decía todo lo contrario.

Hay más casos en la historia. Pero el eje ético rodea a aquellos que solo se sirvieron de la patria y calificativos que solo vituperan y dejan sin honra a la persona se encuentra en aquellos que trabajaron por un país mejor pero el sistema no se lo perdonó. Alguna vez se le escuchó decir al general Perón “cuando invito alguien a cenar y empieza a hablar de la ética, veo cuando se va, si los cubiertos todavía permanecen en la mesa”.

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