Opinión

Barajar y dar de nuevo

Por Gabriel Princip.

Decía Jauretche que “el peronismo es revolución y no solo intento de restauración burocrática”. Con ello alertaba a los dirigentes acerca de la necesidad de renovarse para no quedarse en “viudos tristes”. Hoy observamos un peronismo en decadencia, a un paso del abismo donde muchos traidores quieren darle el empujoncito final. Pero este movimiento tiene tanta historia como futuro, tanto pasado como militantes que no están dispuestos a rendirse. Volver a las fuentes es el claro objetivo, el dilema es como.

Perón murió, los k solo son remera y la apuesta es buscar desde abajo hacia arriba la solución. No importa si no mida, de hecho, las encuestas te hacen ganador según lo que pagues. No interesa el desconocimiento, nada importa. Hicimos presidente a un progre sin gestión, ni carisma ni votos. Propusimos como candidato al secretario de turismo que jamás nos dio una mano. El mismo que nunca tuvo una unidad básica y ganó torneos deportivos que el padre inventó. El ultimo simil conductor es un hombre de la embajada, alguien con la sonrisa fácil y la traición latente.

El primer paso de la solución final es explicarle a la clase media que no juegue con el voto. Cuando está bien recurre a la derecha y cuando está mal vota al peronismo. Si logramos hacerle entender esa idea con contenido utilizando las herramientas de la época ya empezamos el camino del retorno.

El país hoy reclama una política nacional que empezó en 1946 y fue interrumpida en el 55. Se profundizó este corte en el 76 y se instó a la recolonización en el 2015. En el medio algunos intentos de volver al 46 pero sin explicarle al ciudadano la constitución del 49, el plan quinquenal y demás aciertos de Perón que resultaban políticas para una nación y no remedos para un rato.

El país se divide en peronismo y anti peronismo. Luego siguen las marcas, UCR, PJ y demás. Pero se vota a favor o en contra del peronismo. La clase media y el famoso voto independiente debería saber que la dicotomía no es ser peronista o contra, sino nacional o colonial.

Hoy más que nunca verificamos la cantidad de habitantes que apoya un sistema colonial. La entrega de la nación al sector privado nos hace esclavos pero libres, es decir, no tenemos independencia económica, pero somos libres de escoger el lugar donde morir.

Milei nos asegura, a través del saqueo, una pobreza poco digna, un futuro sin derechos ni empleo con la esperanza que en 35 años podremos comer seguido porque los derechos una vez disueltos no vuelven más.

Hay muchos peronistas que anteponen la figura del Che, de Fidel a la de Perón. No saben ser nacionales. Proclaman a figuras en franco retroceso, otros manifiestan pertenecer a La Cámpora, pero dicen ser anti peronistas. La solución es lo nacional y esto es al decir de Jauretche “observar el universo con ojos argentinos”.

Esto significa que se puede apreciar el arte alemán o inglés, lo que está prohibido es seguir votando políticas liberales, libertarias o aquellos disfrazados de la historia como progres y radicales. Será una frase soberbia, pero el camino es volver a las fuentes, a la unidad básica, a la silla en la puerta, al contacto con el vecino, a la marcha para celebrar y a la asistencia del compañero. ¿No le parece?

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