Por Gabriel Princip
Se termina el año y la nota de cajón siempre suele ser el balance político. En este tipo de literatura periodística se analiza el año y se edita lo mejor y lo peor del ejecutivo mas algunas pinceladas del legislativo más el poder judicial. Buenas y malas noticias que el lector puede o no coincidir.
Pero el 2017 fue monótono. Ni una sola buena noticia para destacar, nada que lleve alegría a las mayorías y un estado de conmoción, miedo y ajuste continuo que no supo dar paz a los argentinos.
Las cárceles de Ezeiza y Marcos Paz se completan con dirigentes políticos que no recibieron condena alguna. El plan de Duran Barba de mostrar imágenes policiales en forma cotidiana le da resultado al gobierno.
Todos los días el juez Bonadió es noticia. Procesa a un diputado, un concejal, la presidenta. Otro juez otorga preventiva a un senador, un actor, una modelo. Un vicepresidente en paños menores acompaña a la policía para quedar detenido no sabemos porqué. Los fueros de De Vido no fueron útiles. Cristóbal López se entregó para ir detenido y asi todos los días. Claro que los papeles de Panamá, la deuda estatizada y los papeles del paraíso son cosita suelta. El lavado se castiga si es k, si es M es solo una travesura.
Todo el año atacando al peronismo. Dividiendo aun mas la grieta y con la diputada por Punta del Este dando lecciones de moral por TN. Mientras la derecha hizo estragos por los medios dominantes el ajuste siguió su marcha para satisfacción de la oligarquía que observó como las mayorías consolidaban su tristeza.
Se fue el futbol para todos, los alimentos baratos, los planes sociales, el crédito, los satélites, todo lo bueno del populismo pasó a la historia. Todo se cambió por una moral mentirosa y un empobrecimiento justo a la medida de la entrega. Cambiemos cambió nación por colonia.
Todo negativo fue el año. Y para tener una fiesta en paz con pan dulce y sidra, el líder dijo a los jubilados, hasta acá llegaron. Otra vez la derecha le prometió lo que no le cumplió al sector pasivo y encima le recortó su miserable asignación. También fueron parte del descuento los ex combatientes y las embarazadas.
El legislativo siguió siendo una inmobiliaria, ni siquiera escribanía, donde se alcanzaba mayoría para hundir al pueblo. Y como apostilla de color, el bueno de Martin Losteau la pasó mal cuando lo quisieron linchar.
Todo esto dos días después de la marcha en contra de la reforma previsional donde la violencia se instaló producto de los casi 200 infiltrados. Mientras todos los medios dominantes opinaban sobre la violencia de la marcha, la madre de un policía herido, visitado por Macri, dijo al aire en programa radial famoso que su hijo policía era un infiltrado y que el balazo en el ojo fue lanzado por sus compañeros policías. Naturalmente la noticia se tapó.
Faltan escasos días para terminar el año, difícil que finalice bien. Sabemos que Papá Noel tendrá problemas para visitar cada hogar argentino ya que el peaje aumentó el 70 por ciento y el estacionamiento 100 por ciento. Y en Capital, es posible que la grúa se lleve a los renos. Para colmo de males los Reyes Magos están en problemas si ingresan a la Argentina. Uno es muy viejo y quedaría detenido por presunción de jubilado rebelde de la mínima, el negro sería condenado en ausencia por Bonadio y el otro será deportado por musulmán. Mal año dijo el ñandú, un solo pichón y tuerto.