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Los caminaron

Por  Luisa Lane

El jubilado votó a Macri esperanzado en el 82 por ciento móvil. Dos años más tarde, el presidente le contesta con un ajuste y un PAMI perverso y  comercial.

El futbolero votó a Macri porque este le prometió que el futbol gratis seguía. Dos años más tarde, debe pagar a empresas norteamericanas y en canales alejados para poder ver a su equipo favorito.

El periodista dijo que no a los K porque era un régimen y en el espacio amarillo gozaría de libertad. 24 meses más tarde la libertad de expresión es un derecho que escasea.

Doña Rosa votó a Macri porque le garantizó que la grieta dejaría de existir. Hoy un ejército de trolls más los medios dominantes hacen que los ravioles del domingo estén presentes sólo para la mitad de la familia.

El dueño de una Pyme votó a este espacio porque con una economía liberal vendería más y mejor. En la actualidad se abrió la importación y su fábrica está a punto de cerrar.

El docente votó a la derecha porque odia al peronismo y pensó que su sueldo aumentaría. La realidad los señala como los salarios más magros y el peronismo forma parte de un gobierno que los atrasa.

El católico votó a Macri porque el Papa estaba con Cristina. Macri no juró por los Evangelios, acordó con los evangelistas y va a misa  cuando se recuerda algún amigo fallecido.

El trabajador votó a Macri porque Cristina instaló el impuesto a las ganancias. Hoy, ese trabajador está desocupado. La reforma laboral hace de su indemnización un pago en tres cuotas, el aguinaldo a medias y la esclavitud el objetivo a lograr.

El medio pelo votó a Macri porque es un empresario honesto, no como los corruptos K. En pleno 2017 ya se enteró de los papeles de Panamá, el Correo, Avianca, los peajes, la deuda y hasta suena raro que Boca gane todo y a River lo tiren al bombo. Ni hablamos de la deuda estatizada en 1981, las coimas del 89´y el contrabando de la década del 90´.

El joven los votó porque odiaba a la Cámpora. Hoy el facebook está invadido por trolls, la juventud macrista alza un globo y solo repite “se robaron todo, lacras, y Cristina chorra”. No cuestionan nada y hasta los jóvenes de 20 parecen seniles de 90.

La justicia votó a Macri para brindar su servicio a cambio de que no se toque nada. Comodoro Py es una unidad básica amarilla y la reforma tributaria no deja escapar a los jueces.

La iglesia votó a la derecha para estar en contra del Papa y ser fiel al poder. Macri acordó con los evangelistas.

El taxista votó a Macri porque se cree el psicólogo de la calle, entendió a sus pasajeros, hizo causa común con ellos pero no se dio cuenta que quien va atrás en su móvil es parte de la clase que siempre lo llevó a la derrota. Dos años más tarde, existe Uber.

El automovilista porteño votó a Mauricio porque le prometió que el piquete era parte de la historia. Gracias al plan económico, lo único que crece en la Capital son los cortes de calles.

El ama de casa a punto de jubilarse creyó en la derecha porque el sistema jubilatorio seguiría pero no se tendría que bancar las cadenas de Cristina. Ya no existe la jubilación de ama de casa, su esposo debe trabajar más porque la edad a jubilarse se extiende y su hijo volvió al regazo materno producto de la desocupación.

El pobre lo votó porque confió en que su plan no caería, ya que les prometió pobreza cero. El plan económico, a dos años de gobierno, generó más pobreza, más desocupación y menos trabajo.

La clase media votó a Macri para solucionar el problema de la inseguridad. Dos años más tarde, la calle es un peligro porque no sabés de quien vendrá el tiro, si de los ladrones o de la policía.

Un sector de la izquierda y el peronismo confió en Mauricio porque iba a respetar los derechos humanos. Hoy se habla de infiltrados en cada marcha. Hoy sabemos que Santiago Maldonado fue asesinado por la gendarmería y el castigo no existe y la ministra Bullrich se ríe con la diputada por Punta del Este del tatuador muerto.

Y así cada rubro que integra la mitad de la población que le dio el voto en el 2015 y volvió a creer con Esteban Bullrich. Todos ellos confían pero todo fue mentira, una trampa. Así y todo el condenado sigue confiando en que el hacha del verdugo está desafilada. Compañeros, entiendan, los han caminado. El verdugo tiene el hacha afilada.

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