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Cómo analizar este “país de mierda”

A pesar del encubrimiento del Gobierno en el caso Maldonado, un 40% del electorado apoyó con complicidad esta ola amarilla. Confirmado: la “grieta” no es partidaria, nos diferencia nuestra concepción de la condición humana.

Por Matias Russo

No hay que dejar de lado los coletazos de la derrota peronista del 2015 para explicar esta nueva derrota del Kirchnerismo, la primera de Cristina Fernández de Kirchner, frente a un candidato “mudo”, de nula participación en la campaña electoral.  El festejo en el búnker de Cambiemos al ritmo de “no vuelven más”, explican que el fanatismo oficialista se basa en el odio, los une la convicción de eliminar políticamente a CFK, más que la idea de construir un país próspero, republicano, democrático, cumpliendo con sus promesas iniciales de pobreza cero y unir a los argentinos.

De esa derrota de Daniel Scioli, podemos analizar el rol de los pseudo peronistas light en esta elección. Qué papel jugaron Sergio Massa, Florencio Randazzo y el más farandulero que político, Urtubey (papelón electoral en su Salta), acompañando más a Cambiemos que a la única figura que podía hacerle frente a Mauricio Macri. Dónde se vio a “peronistas” que hagan campaña para esta derecha que se consolida en el país.

De los errores de Cristina, de los traidores, de los oportunistas, de los que les falta ese tacto y olfato político explicamos como la división de votos “peronistas” influyen en la derrota. Porque las tres fuerzas unidas se acercarían más a ese 54% con el que la Doctora ganó en 2011.

Pero cómo se explica el apoyo, y la consolidación, del núcleo duro Cambiemos.  Así como la victoria del gobierno en estas legislativas a la par de que le genera un aumento de poder político, le resta la excusa con la que hicieron campaña estos dos años. Se acabó el cuento de “la pesada herencia”, de ahora en más los errores y aciertos de Macri correrán por cuenta propia. A la vez, que en la grieta social, se acabó el “engañado” que votó al cambio por querer  vivir mejor.  Se acabaron esas falsas promesas de que no vas a perder tus derechos, que no se va a perseguir al que piense distinto, que va a seguir el Fútbol Para Todos, que no se va a devaluar…en fin, la idea central de “vamos a dejar lo que está bien, y mejorar lo que está mal”.

El que votó este domingo 22 a Cambiemos, no fue engañado. Votó sabiendo el riesgo de avalar la pérdida de republicanismo y democracia con los casos de persecución política a Gils Carbó y Milagro Sala, entre tantos, votó sabiendo que con apoyo popular, Macri y su grupo de CEOS tienen vía libre para profundizar con la flexibilización laboral y la pérdida de derechos en beneficio económico de las empresas que dominan y saquean al país. Y esto no es cuento, ni fue campaña del miedo K, lo dijeron los propios referentes políticos y mediáticos del oficialismo.

Este 40% se convirtió en cómplice del encubrimiento del caso Maldonado. Este 40% hacen que Argentina sea un país de mierda. Cómo puede explicarse que el Gobierno salga ileso de que durante 80 días se haya encargado de desviar, ensuciar, y manipular la investigación por la desaparición forzada y muerte de Santiago Maldonado a punto tal de incursionar en una falta de respeto gubernamental nunca antes vista.

Cómo puede ser que con el cadáver de Santiago en la morgue, el Gobierno haya mandado a hacer una encuesta para evaluar si el muerto les afecta o no en las elecciones. Cómo puede ser que Elisa Carrió haya sacado el 50% de los votos luego de mentir, encubrir y reírse de la muerte del pobre Santiago. ¿Cómo puede ser? Porque este país no es de mierda, esta parte del electorado, que es una mierda, lo hace un país de mierda. Corta.

Dos premisas que habría que poner sobre la mesa y cuestionarlas hasta el hartazgo son: “que el pueblo no se equivoca”, y sobre valorar las elecciones como condición única de una democracia.  El pueblo sí se equivoca, a veces vota a favor de sus intereses y otras veces en contra. Puede que sea por influencia de los medios, porque capaz no fue abiertamente receptivo a la mejor propuesta, y a la vez la peor propuesta tuvo la consistencia de una eficaz campaña de marketing, pero el pueblo pocas veces está preparado para sufragar de manera inteligente. Con respecto a la democracia, no le quito valor al voto, y lo respeto, pero  en esta Argentina modelo 2017 el hecho de votar no garantiza la democracia. En este país hay persecución política, periodística, judicial y a partir del Congreso se garantiza la entrega del país, entonces de qué democracia estamos hablando… Sin mencionar el hecho de que se plante un cadáver a 5 días de las elecciones, que desapareció luego de ser reprimido por las fuerzas de seguridad del Estado.

Nací en los ´90, y durante mi formación educativa, tanto en el secundario, como en la universidad, me preguntaba cómo había sido posible que durante la última dictadura militar haya habido ese componente cívico que legitimó el golpe de Estado, lo creía imposible, hasta que 40 años más tarde me doy cuenta en carne propia como la gente es cómplice de la desaparición forzada de un pibe de 28 años.  “La grieta”, no es partidaria, vos ayer pudiste haber votado a Cristina, a Massa, a Randazzo, a la izquierda, a quién se te cante pero si con el voto avalaste el encubrimiento y la burla de un desaparecido en democracia no nos diferencia nuestra forma de ver la política, sino nuestra forma de entender la condición humana.

A ese 40% les falta la empatía para tener participación afectiva de una persona en una realidad ajena a ella; la compasión para compartir la tristeza que produce el ver padecer a alguien y que impulsa a aliviar su dolor o sufrimiento, a remediarlo o a evitarlo; la misericordia como inclinación a sentir compasión por los que sufren y ofrecerles ayuda. No pensamos diferentes, somos diferentes.

Es difícil sostener el tema Maldonado en el tiempo cuando fue tan usado políticamente, lo poco que repercutió en el plano electoral, al punto tal de que Carrió sacó más votos que en las PASO, pese a que la tuvieron que mandar a silenciar por las reiteradas faltas de respeto; y que en Cushamen, dónde apareció muerto Santiago, Cambiemos ganó cinco puntos. Qué país de mierda.

A mi poco me importa ser el más leído, el más escuchado, ganar rating, incluso muchas veces me importa poco y nada la opinión de gente ajena a mi círculo. Por eso mismo, pese al contundente triunfo amarillo, no voy a ser parte de ese rejunte de periodistas aduladores que esta mañana nos despertaron posicionando a Mauricio Macri como el líder indiscutido de este siglo XXI, ni seré cómplice de legitimar la pobreza cero con más pobreza como hemos escuchado a aquellos que justifican la flexibilización laboral y la pérdida de derechos para que el país salga adelante, defendiendo a un presidente que en pleno festejo dijo levantarse a las 9 de la mañana.

Felicito al equipo de marketing de Cambiemos por la victoria y abrazo muy fuerte a sus votantes que sacrificaron sus derechos intentando frenar a CFK pero que lamentablemente no lograron su cometido y la van a tener en el Senado. Hoy se festeja con un nuevo aumento de nafta. ¡Salud!

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