Por Dany Wilde
Perón hablaba del continentalismo, Kirchner del Mercosur y del Unasur. Por su parte, la derecha embarra la cancha tildando de populista todo movimiento nacional.
En su libro Ejército y Política, Arturo Jauretche dice: “La entrevista de Guayaquil fue el resultado de la hostilidad rivadaviana a San Martín y su negativa a proporcionarle recursos y su efecto inmediato la pérdida del Alto Perú. Los mismos hombres e intereses gravitaron para ahondar la separación del Paraguay, asimismo, y después de haber estado reunentes en la defensa de la Banda Oriental liquidaron los frutos de la Victoria de Ituzaingó. Aquí aparece ya definida la política británica en el Río de la Plata con la formación de un estado independiente que le servirá de base para la balcanización proyectada del Río de la Plata y le asegura contra la formación de una potencia marítima en el Atlántico Sur”.
Existe alguna duda que el proyecto amarillo es el antiproyecto. En “Fallidos liberales, relatos nacionales” se puede leer “El anti proyecto se basa en el caos, en la desorganización de todos los aspectos de la vida nacional. Gustavo Cirigliano diría: “Cuando un país no tiene un proyecto, es seguro que está en el proyecto de otro país, más poderoso que él”.
El antiproyecto inaugurado en el proceso militar, habitó el menemismo, hoy le da lustre al siglo XXI el espacio amarillo. Macri y su conjunto “los que se robaron todo” aniquilan en cuotas lo que ellos llaman República.
Un plan ajustador y criminal con consecuencias lógicas trazan la patria chica. Represión que garantiza el plan diseñado por cipayos y tilingos mas el decálogo que Noam Chomsky pergeñó para la concentración del poder de las elites dominantes hacen del sueño de San Martín, Rosas, Perón y Néstor sólo una pesadilla. Recordemos que resumiendo el decálogo de Chomsky la idea oligárquica era reducir la democracia, desinformar, moldear la ideología, marginar la población y manipular las elecciones.
Si consideramos a Chomsky, Cirigliano, Arregui y Jauretche llegamos a la conclusión que la única salida es Ezeiza.
Arturo Jauretche dijo: “La patria grande piensa y actúa en medidas continentales, continentales del continente nuestro, se entiende. En cambio, los hombres de la patria chica sólo ven instituciones y gobiernos, la ordenación jurídica antes que la tierra y los hombres. Alberdi todavía no ha inventado la fórmula, pero ellos la presienten, ven como abogados o ideólogos lo que los otros ven como soldados y nativos. El conflicto se evidencia cuando se intenta traer los ejércitos de la frontera para destinarlos a fines interiores, subordinando la independencia, a objetivos de facción, la desobediencia histórica de San Martín en 1819, que salvó la libertad de América, y la sublevación del Ejército del norte en Arequito en enero de 1820, son las respuestas a la Patria chica”.
En el promedio histórico vemos triunfante a la patria chica. Su gran victoria fue Caseros en 1852, resultado que se mantuvo a lo largo de la vida política argentina hasta nuestros tiempos. Solo Yrigoyen, Perón y los K pudieron interrumpir el legado cipayo, pero por escaso tiempo.
En estos tiempos amarillos escuchamos por el sistema comunicacional oficialista hablar de voto electrónico, república, cambio en la forma de gobierno, otro estilo en la forma de gobernar y un sinnúmero de conceptos sin contenido que solo sirve para el engaño general. Así como Estados Unidos es un eterno creador de conflictos bélicos en nombre de la paz, la libertad y la democracia, la derecha empobrece a sus habitantes atacando la corrupción para salvar a la República.
Quizás este estilo democrático no sea útil para encontrar la Patria Grande. Si sabemos que el caos se apoderó de la Argentina y la solución no se encuentra en ganar una elección de medio término. El objetivo es volver a Perón. Encontrar el conductor con capacidad de liderazgo que vuelva a colocar al país con una visión continental. Caso contrario, seguiremos en manos de unos tilingos que en nombre de la transparencia pondrán entre rejas a quienes ampliaron derechos al tiempo que empobrecerán generaciones hasta el hartazgo.