Por Napoleón Solo
70 grados, no es la temperatura de un volcán, tampoco el ángulo de una figura geométrica. 70 grados es la posición en que se encuentra la mayoría de los argentinos cuando ascienden a un tren, subte o colectivo.
Es maravillosa la visión cuando uno observa, en un subte por ejemplo, que por lo menos la mitad del pasaje se encuentra mandando mensajes, jugando al póker, hablando desde que suben hasta que bajan o buscando una aplicación determinada. Un porcentaje aparte del pasaje tiene en sus oídos la sagrada música cotidiana con auriculares que duplican sus orejas.
El escenario es patético porque la mayoría del pasaje se encuentra en otra dimensión. Sentados a 70 grados ignoran que les pasa en la vida, sólo prestan atención a un jueguito o a un diálogo innecesario a través de los mensajes de textos, el bien ponderado y cool whatsapp.
Quienes no portan asiento molestan a sus compañeros de viaje con conversaciones en alta voz que sólo interesan a dos partes. Se abstraen de la realidad escuchando música sin permitir el paso y, lo más importante de todo, es que estas personas votan.
La batalla cultural que el peronismo menciona y con un sentido épico dice “La tenemos que ganar”, vayan sabiendo que el ciber hizo trizas el pensamiento político gracias a un twitt, whatsapp o la aplicación de la mar en coche.
Nuestras vidas están configuradas en un milenio que nos permite distraernos con el chat, un celular, Netflix, Instagram, Twitter, Facebook y siguen las firmas. El día está configurado para que esa batalla cultura sea una derrota diaria. No hay posibilidad alguna de saber elegir un pensamiento político mientras estemos a disposición de la cibernética.
Hoy por hoy los pibes votan a los 16 años. A esa edad se tuitean la vida, viven en facebook pero no distinguen un estado republicano de una dictadura. Son capaces de manejar Instagram pero no diferencian un movimiento nacional de un liberal. Raudos para mensajear o googlear pero lentos para saber elegir.
La vida les pasa a 70 grados. Se inclinan ante el imperio y son adictos a una máquina pero son incapaces de dejar un celular para tomar un libro. La llamada revolución cibernética proclama el progreso del planeta a través de la velocidad en la obtención de datos para facilitar la vida diaria. Pero los héroes del ciber no publican sus contras. Y gracias a esta revolución, la población ha involucionado. Los puestos de trabajo van descendiendo al mismo tiempo que la cultura. Hoy un chico googlea y tiene un dato al instante, pero lo olvida al segundo.
A 70 grados la vida pasa y más rápido que en un pasado no tan lejano. Hasta los 90´ existía la charla de café, la cercanía con el vecino, el saludo en el colectivo, la educación en los medios de transporte, el paso tranquilo en el microcentro y una escenografía que, a pesar de los modelos de ajuste, era pacifica, culta y más cortés.
Hoy se aborda los medios de transporte pasando por arriba al prójimo para obtener el botín deseado, el asiento. Una vez logrado el botín, la posición es a 70 grados para que la realidad pase a mejor vida y podamos caer derrotados diariamente en la pretérita batalla cultural.