Es necesario después de escuchar calumniar a los infames intentar encontrar el meollo de la cuestión. Lo que es importante por sobre lo que imponen como importante.
Por Rodrigo Marcogliese
El viernes hubo una marcha de característica masiva en la Plaza de Mayo, entre otros puntos de concentración.
La movilización agudizó el criterio con el que uno mira ciertas cosas. En principio, nos acostumbramos a marchas de la CGT donde se convoca a los trabajadores a las 16, y comienza a las 14. Por ese mismo miedo en los dirigentes que los hace hablar rápido, para que pase pronto el mal trago de comunicar a sus representados que no tienen respuesta. Por el miedo, siendo buenos, que tienen de no poder enfrentarse al Gobierno que los llama mafiosos.
En este caso, la convocatoria estaba programada para un horario y fue puntal. Se habló ante una multitud, y los oradores no tenían miedo.
Fue la marcha de los sin miedo que dijeron a viva voz “queremos que la Ministra Bullrich de un paso al costado”, o “el cargo le queda grande a la Ministra”.
Que el cargo le queda grande dijo Sergio Maldonado, hermano de Santiago. ¿Por qué dijo eso? Será que estos supuestos “apátridas” como lo sentenciaron desde algunos medios, toman con el respeto que se merece ser Ministro de Seguridad de la República Argentina.
“Desensillar hasta que esclare” dije al principio citando al General, estamos hablando de Santiago Maldonado, un joven que efectuaba una protesta y del que nada se sabe.
Punto, ¿está claro?. Decir eso ¿es politizar la cuestión?. O ¿politizarlo será callarlo?, o hablar de la culpabilidad de Santiago en la protesta, como un revival de “algo habrá hecho”.
¿Quién dice que un desaparecido tiene más importancia que otro? También se les caen las caretas a aquellos que aplaudieron a Alfonsín por el juicio a las juntas y hoy callan por Santiago. Pues bien, el tiempo pasa y ya no se habla de “Nunca Más” como una persona que se tapa los ojos, porque no quiere vivir nuevamente lo sucedido. Hoy, avanzamos sobre aquellos cimientos para tener con los ojos bien abiertos: Memoria, Verdad, y Justicia.
Porque justamente pienso, que un desaparecido no es menos importante que otro es que no recojo el guante ante la chicana “¿No te vi hablar así de Jorge Julio López?”. En principio, porque lo hice y aun quiero que se esclarezca. Pero por otro lado, y haciendo un mea culpa tengo que pensar que lo dije pero no lo grite, no lo grite tan fuerte para que sepan que el mismo represor al frente del grupo de tareas que está vinculado en ese secuestro, es el que el Gobierno de Macri quiere beneficiar con un 2×1. Pero también estuve en la plaza el día que le quisieron aplica el 2×1 a Etchecolatz.
No importó a que signo político pertenecía, como tampoco importa el de Santiago. Una persona que aseguran que nunca votó precisamente por desconfianza de los políticos, y que probablemente en la última elección haya dicho “son iguales, todos chorros”. Pero repito fuese cual fuera la inclinación política voy a pedir su aparición con vida, como también lo haría por el hijo, el hermano, hasta por aquel que me chicanea con que esto está politizado. Sin pedir que haga lo mismo por mí, porque está a la vista que somos distintos…
En la Argentina hubo muchos desaparecidos, muchos en democracia, y hay que recordarlos. Como también hay que analizar este caso en el que se culpa a la gendarmería.
A nada menos que a una fuerza pública.
La visionaria Maria Elena Walsh escribió que en el mundo del revés el ladrón es vigilante y otro es juez. Basta ver con la impunidad que la justicia se empeña en realizar mala praxis sobre este caso, dicen “la familia no se presta para hacerse un estudio de ADN” y la familia dice que está a disposición, o Bullrich diciendo que no hay pruebas que lo tenga la gendarmería porque todas las acusaciones son mediáticas, y me pregunto ¿Qué garantías puede dar ella si en el Congreso reveló la identidad de un testigo protegido?. ¿Se entiende la gravedad del tema?, es una funcionaria que como no debía tener batería en el celular usó los medios nacionales para decirle a Benetton quien protesta contra él.
Ese día Patricia Bullrich había ido al parlamento a intentar “politizar” el tema enfrentándose con legisladores de la oposición, y desviar el tema con frases al mejor estilo “haganse cargo”, o alguna de esas cosas que dice sin decir nada Marcos Peña y son títulos en diarios amigos.
A propósito, el otro día Marcos Peña estuvo en el Congreso y no fue tan corporativo.
Comenzó a desligarse de gendarmería y dijo que esperaba que Santiago aparezca, y en caso de que se encuentre alguna culpabilidad sea quien sea deberá rendir cuentas.
Cambió la cosa, pero la cuñada de Galimberti que dijo que los demonios no eran tan demonios, la piba, la que realizó un brutal ajuste en las jubilaciones, la que le dio un test de alcoholemia positivo, es decir, la inconsciente que maneja borracha ahora vela por nuestra seguridad, y parece no querer darse por aludida de lo que ocurre.
Cada vez que el Gobierno está en falta aparece un tema supuestamente “politizado”. Parece que está claro a quienes le conviene hablar de “adoctrinamiento partidario”. Y… si tiene 4 patas y ladra ¿Qué es?
A lo largo de esta editorial, y esto lo digo después de haberlo releído varias veces no encontré proselitismo alguno. Casi sin adjetivos calificativos, la descripción me lleva a que habiendo pasado un mes me siga preguntando: ¿Dónde está Santiago Maldonado?