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Dependencia colonial

Por Kurt Winkels

La caja boba emite diariamente un sinfín de noticias que sólo certifica la desgracia argentina que comenzó en diciembre de 2015.

Si Cristina gana, se retrocede, si Macri gana no se crece, si Massa frena a Cristina, este tipo de noticias más el aumento de la pobreza, más inseguridad, más desocupación, más destrucción de la industria nacional como en los mejores tiempos de la dictadura, más malicia editorial se encuentra en los medios dominantes que marcan el humor argentino. Operaciones por doquier, audios sin sentido, jueces y fiscales que denigran la justicia aparecen delante de los rostros de los habitantes de un país ubicado al sur de Bolivia que no entienden que pasó en los últimos tiempos. Eso sí, lo único que no aparece en la caja boba es la verdad.

Todo oculta la realidad y esta es  la absoluta entrega del país en cuotas. Ya somos una colonia más, a pesar que la mitad de la gente lo aprueba, no sabe por qué, pero prefiere un entregador al peronismo. El resentimiento y la ignorancia se asocian en este pensamiento antinacional.

Y la dependencia colonial es el término a desarrollar en estos tiempos. Nada se hace sin el  permiso de las corporaciones y todo se hace para ellas con la oligarquía como garante. El pueblo solo sufre, se deteriora día a día y ni la política, ni la justicia, ni los medios hacen algo para impedirlo.

El pensador Juan José Hernández Arregui en su obra «Peronismo y socialismo”, dijo: “La dependencia colonial no solo es económica, es una mediatización innoble de la inteligencia. Un intelectual que calla las causas, la vergüenza y el horror del colonialismo es un mercenario que sirve a las potestades que paralizan al país. El intelectual que no usa sus conocimientos como militancia, de hecho acepta el régimen colonial que paga la existencia de una inteligencia incolora y adicta”.

¿Se equivoca Arregui en su idea? ¿Realmente los intelectuales son fieles a sus conocimientos, a su vocación? ¿No existen aquellos que se aprovechan de una cámara, de un diario o de un micrófono para establecer como ciertas afirmaciones falaces que para mantener su prestigio la disfrazan de otra visión? Cuando el periodismo permite que Macri mienta a diestra y siniestra no es otra visión de la realidad, sino que son cómplices de una mentira que sólo beneficia al poder en detrimento de las mayorías.

Arregui también dijo: “Los escritores auténticos saben soportar el silencio y prefieren darles forma a las intuiciones y heroísmos colectivos convirtiéndose así  en testigos, y sobre todo en actores, de la época que les toca vivir. A esta raza de escritores nacionales perteneció Raúl Scalabrini Ortiz, prototipo del intelectual que hizo del pensamiento argentino beligerencia política y no de la política algo negable de antemano por una inteligencia amordazada por la mole de falseamientos, mitos y cancelaciones canallas de la antipatria”.

Para la Argentina de hoy el problema es un gobierno que sólo piensa en satisfacer los gustos de las minorías. También ayuda a este malestar general aquellos disfrazados de opositores que tienen como misión bancar la parada de estos representantes corporativos que han secuestrado la patria.

Sin el accionar falaz de mentirosos opositores como los seguidores de Sergio Massa y Florencio Randazzo el gobierno conservador y entreguista no podría mantenerse en el poder. A ellos se les debe sumar los cómplices de estas bandas y estos son los que ocupan lugares importantes en los medios dominantes. Si realmente fueran fieles a sus conocimientos y fundamentalmente a su vocación la historia sería diferente. Ellos son los que destiñen y desvalorizan al periodismo, una profesión, un oficio que nació para criticar y vigilar al poder y que gracias  a estos sicarios del pensamiento nacional se ha transformado en la herramienta fundamental de las corporaciones para la dominación de la población.

Arturo Jauretche escribió en 1956 el Retorno al coloniaje. 61 años más tarde otra vez hablamos de la vuelta a la colonia. Este retorno, sin  la colaboración de intelectuales, escritores y periodistas, nunca se podría haber realizado.

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