Por Gabriel Princip
Cuando Néstor Kirchner obló el pago total de la deuda con el FMI la alegría invadió al pueblo argentino, sobre todo a aquellos que desde chicos entendían que nada se podía hacer en un país endeudado. La deuda externa total no se pagó pero se llegó al 92 por ciento. Todos pensaban que el próximo presidente abonaría el resto y el grito de libertad se escucharía en toda América. Pero no fue así, nuestro presidente acaba de encadenarnos de por vida.
Su funcionario Luis Capputo, no encontró mejor idea que realizar una deuda por cien años. Esto se agrega a los 113 mil millones de dólares solicitados por esta gestión donde el 2 por ciento fueron a parar a los bolsillos del líder amarillo. Peso mas, peso menos, significa que la esclavitud volvió a la Argentina en otro formato.
El Dr. Javier Ortega en un artículo en Página 12 escribe: “Corrupción viene del latin corruptio, que es la degradación de algo por perversión o putrefacción de su totalidad. Ciertas imágenes del Antiguo Testamento reflejan el alcance del término en el pasado. En el presente, nadie lo hace mejor que el neoliberalismo como el régimen totalitario que es. La ladronería de algún funcionario es solo un señuelo menor para distraer. El neoliberalismo corrompe todo. Hasta la tradición jurídica occidental. En ella se entiende a una obligación como el vínculo que une a un acreedor con un deudor, en donde aquel tiene derecho a exigirle una prestación a éste. Cuando esta obligación proviene de un vínculo llamado contrato, requiere que el deudor haya manifestado su voluntad de obligarse. Por ejemplo cuando se suscribe un contrato de préstamo se está obligando (a los deudores) a devolverle en un futuro al prestamista (acreedor) el capital que fue prestado”.
Macri obligó a que los próximos 25 presidentes devuelvan lo que él disfruta hoy. Además de cancelar la esperanza actual de jubilados, asalariados y discapacitados, entre otros. El país se encuentra de rodillas. Increíbles es ver a una clase gobernante que delira en sus actos, que manda a sus dirigentes a saludar a la nada mientras son insultados en cada presentación y que justifican su miserable actitud gobernante empleando el latiguillo sobre el gobierno anterior “se robaron todo”.
Norberto Galasso opinó sobre el tema y dijo: “Es la vuelta a la Argentina semi colonial. No se trata de pragmatismo coyuntural del gobierno de Macri, sino que forma parte de una política coherente con la visión de la Argentina y del mundo que tiene. Están convencidos de que el país tiene que ser productor de materias primas y alentar la especulación financiera, lo que además le resulta redituable para sus propios negocios, ya que uno puede ver como sus empresas poseen cuentas en paraísos fiscales y fugan divisas al exterior”.
Galasso no se equivoca, es más, somos semi colonia a con unas ganas bárbaras de ser colonia. El gobierno de derecha elegido hace casi dos años trabaja 24 horas al día para avergonzarnos. No duda un minuto en pensar en sus amigos, los dueños de las corporaciones, antes que en sus paisanos. No dudan un instante en mostrarse como cipayos, tilingos y entreguistas empleando la mentira y la insensibilidad para lograr sus pingues objetivos.
El accionar de este gobierno fascista nos lleva a recorrer la historia. Las estaciones donde siempre nos detenemos son el proceso, la revolución libertadora, la década infame, el menemismo y la alianza pero la estación principal de donde parte y hacia dónde va es el pre peronismo, pero de principios del siglo XX. En una palabra, la década infame hoy sería un descanso para las espaldas de los que habitan el campo de las mayorías.
Por lo menos, esa es la idea política. La economía es muy similar a la empleada por la revolución fusiladora. Tiempos de Raul Prebish que sin querer inspiró a Prat Gay en la primera etapa de este gobierno de facto elegido por el pueblo. Estamos en presencia de una economía débil que solo satisface a la plutocracia devenida en cleptocracia.
Arturo Jauretche en su obra “Que al salir, salgan cortando” dijo: “El plan Prebish significará la transferencia de una parte sustancial de nuestra riqueza y de nuestra renta hacia las tierras de ultramar. Los argentinos reduciremos el consumo, en virtud de la elevación del costo de vida y del auge de la desocupación. De ésta manera, no solamente aumentarán los saldos exportables, sino que serán más baratos, lo que será aprovechado por el consumidor inglés que ensanchará su cinturón a medida que nosotros lo vayamos achicando. La mayor parte de nuestra industria, que se sustentaba en el fuerte poder de compra de las masas populares, no tardará en entrar en liquidación. Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos la comida de todos los días. Y cuando las industrias se liquiden y comience la desocupación, entonces habrá muchos que no tendrán ni para pagarse esa comida. Será el momento de la crisis deliberada y conscientemente provocada”.
El vasco realizó este análisis en los albores de la libertadora, en 1956. ¿Podemos encontrar similitudes al plan económico actual? Si, por supuesto. Estamos en vigencia del antiproyecto que crea el caos institucional de la mano de un plan conservador solo útil para las minorías. El nuevo orden mundial coloca sus fichas en el planeta, aquí en Argentina nos tocó la familia Macri donde Mauricio es nieto de Giorgio, quien fuera capo de la drangueta, la mafia siciliana.
Así como el diagnóstico es antiguo con protagonistas nuevos, el remedio para tamaña enfermedad también es viejo, y son los movimientos populares y nacionales en el poder. Finalmente son los que pagan deuda y no crean. Son los que entienden que la economía debe estar al servicio del hombre y no al revés, los mismos que parten de la idea de que la democracia debe estar al servicio de los intereses del pueblo y no como en la actualidad, que sólo satisfacen estómagos corporativos y foráneos.