Por Dany Wilde
La caja boba, alias televisión en alta definición, transmite en cadena algo menos que las 24 horas del día el accionar de la policía, Comodoro Py y políticos con discursos menos creíbles que ascenso de Atlas.
Si nos detenemos un segundo en lo que observamos en los noticieros y magazines concluimos que estamos al tanto de los allanamientos, en casinos, hipódromos, La Salada, policías deteniendo a madres amamantando, en trenes y subtes vigilando si se expresan en contra del gobierno, agentes llegando tarde a homicidios, mirando como caen en la calzada ciudadanos sin vida producto de hechos de inseguridad, nunca llegando temprano donde se los precisa, cámaras recibiendo coimas, etc. Todo a un ritmo enloquecedor.
Comandos azules, verdes uniformes, blancos marinos dando una imagen que el argentino vive en libertad condicionada. Nos hacen creer que la seguridad nos contiene, que el hecho negativo es producto de otra época y lo más importante que la miseria actual es como consecuencia de los ladrones de antaño.
De los informativos saltamos a irresolutos programas de política y magazines, donde una serie de panelistas sin ningún contenido pueden afirmar sin que una pestaña se les mueva que los otros se robaron todo. La persecución pasa por el deporte, y llega hasta los programas de entretenimiento donde el emblema es uno de Canal 13 llamado Pasapalabra donde se juega con las letras y la única que no está es la K.
En la televisión argentina sólo existe la desinformación, la mentira, la incultura y las sonrisas hipócritas, el resto pasó a mejor vida. Las malas noticias tratan de no afectarlas al gobierno, los noticieros resaltan la noticia que jamás tenemos en cuenta y llegan a un punto tal de alcahuetería que el programa de noticias más crítico resulta el que se emite en la televisión pública. El gobierno hizo la cuenta exacta. Se da una apariencia democrática editando un noticiero por Canal 7 plural y crítico, total el rating no supera el punto y los medios dominantes y privados con mayor audiencia los periodistas dan vergüenza ajena.
Lo cierto es que hoy como nunca la caja boba justifica su adjetivo. Programas sin contendido, con nada para decir y nada para recordar con noticieros poblados de uniformes dando una imagen de justicia y seguridad que no existe en la realidad más la justificación política del peor gobierno argentino que la democracia supo concebir. El nuevo orden mundial sigue colocando sus fichas y en la Argentina buena parte de la sociedad disfruta con la miseria, el resentimiento y la ignorancia. Todo sea porque la alegría de la mano del peronismo sea sólo un recuerdo.