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El bombo

Por Simón Radowistky

¿Quién no sabe que es un bombo? ¿Quién no sabe para que se utiliza? ¿Quién no sabe cuál es su pertenencia política? ¿Quién no sabe que forma parte del folclore peronista, futbolero, y popular? Todos los sabemos, pero cada bombo es una unidad, una historia, una sonrisa, una lágrima, un sonido diferente.

Ese elemento o instrumento musical de membranófono, de timbre muy grave, aunque de tono indeterminado es el alma de las agrupaciones populares. Es la señal peronista.

Habitualmente se usa, por su sonido, para marcar y sostener el pulso en diversos estilos de música. Ese instrumento que ronda los piquetes apareció en Europa en el siglo XVIII pero  saltó a la popularidad en nuestros pagos allá en la impronta peronista. El 17 no era reunión en la plaza si no asistía el bombo. Todos los actos populares contaban con su presencia. Pisó un mundial importado y alemán allá en el 74´ de la mano de El Tula, ese rosarino que hizo de su pulso y su parche una profesión. El mismo que asistía a cada acto peronista con el acompañamiento de las trompetas y los platillos.

Ese era y es el bombo. El que marcaba la alegría, el sentimiento, el latir de una clase que hallaba la identificación social. Es el paradigma de los grasitas, los negros, los planeros, cabecitas  negras, todos esos, todos ellos descalificados por la oligarquía. El que se vistió de luto con la muerte del General, ese que derramó una lágrima por los muertos de los años de plomo que siempre son peronistas.

Ese es el bombo, el que hoy presta su sonido en marchas, piquetes y reclamos a infame gobierno que sólo lo tiene en cuenta para descalificar a sus portadores. El bombo es el que hace famoso al bombista, el que en soleadas tardes de fútbol no tiene camiseta pero si presencia. Es el mismo que está cerca de una parrilla donde el humo marca presencia al choripán.

El bombo es el peronismo, es quien representa la queja popular y con su sonido dice: “Acá estamos nosotros los desposeídos, los marginales, los mismos que somos incluidos cuando gobierna el movimiento popular y aquellos que son destratados en el resto de los tiempos”.  Ese es el bombo, un mojón histórico de la cultura popular.

 

 

 

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