
El Papa murió y fue la peor noticia que el argentino medio recibió en los últimos tiempos. Como correspondía el aparato estatal se preparó para que el prescindente esté presente en el velatorio. En Congreso se anotaron 17 diputados para viajar gratis. Finalmente se desactivó el tour. La opinión pública puso el grito en el cielo. De todas maneras, por las suyas y poniendo la mano en el bolsillo no hubo un solo diputado en los funerales de Francisco.
Por su parte, el avión presidencial cargó con medio gabinete más Martín Menem, familiares y asesores y la youtuber de Adorni. El argentino entre lágrima y lágrima pagó el paquete turístico de una cantidad de funcionarios odiadores de Francisco. Pero eso no fue lo importante.
Lo fundamental que la libertad retrasa y así fue. El avión de Milei llegó tarde para todo. Claro, el hombre desperdició el tiempo otorgándole un premio que no sabemos a titulo de qué a alguien que no sabemos quien es.
Así es el prescindente. Se la pasa entregando y ganando premios por entregar al país. Quizás lo importante para él sea quedar bien con sus amos. El funeral que espere, el argentino que sufra. Por supuesto que usted ya se enteró de esta noticia. ¿Pero el interrogante que todos tenemos es hasta cuándo?
Hasta cuando el sistema político debe transitar de papelón en papelón. Hasta cuando el habitante de este país ubicado al sur de la república de Bolivia debe presenciar la entrega de las riquezas y el sometimiento económico. Pregunto, la oposición seguirá silbando bajito, mirando el techo del congreso o enviando un tuit?.
Sigo interrogando, aquellos dialoguistas: cuándo dejarán de ser hipócritas y blanquearán su traición o complicidad?
En voz baja pregunto: la valentía tomó el camino del exilio y nos quedamos con jueces comprados y políticos que solo cobran una dieta que enflaquece a la población por no hacer nada?.
Nos sonrojamos cuando alguien cobra por no concurrir a su trabajo y le decimos ñoqui. Pero no decimos nada de los diputados que van al congreso, marcan tarjeta y solo trabajan para el Imperio.
El presidente habla con un perro muerto y nos reímos. Gasta fortunas en caniles y lo aprobamos. Alquilas rubias para el papel de novia porque no se anima salir del ropero y lo justificamos. Eso sí, hablamos de la valentía de San Martín, Güemes o Belgrano, solo hablamos porque hacer no se hace nada. Perdón, si se hace algo, extensos editoriales de los dirigentes que votamos como políticos no como periodistas. La libertad retrasa, pero la oposición nunca avanza. ¿No le parece?