Seguridad: Especialistas piden crear policías comunales y rechazan la mano dura
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«Nunca fueron suficientes, la compra de patrulleros, la instalación de cámaras o el cambio de cúpulas policiales. Se necesita una solución de fondo: la reorganización del sistema de seguridad desde la política municipal, creando policías municipales, al control y responsabilidad de las intendencias». De esta manera, especialistas en seguridad sostienen que «urge crear las policías municipales» como respuesta a los problemas que enfrentan los distritos del conurbano bonaerense.
Con la firma de su titular, el reconocido y prestigioso jurista Alberto Binder, el Instituto Latinoamericano de Seguridad y Democracia (ILSED) se pronunció por la urgente creación de las policías municipales.
El documento indica que «la seguridad en los municipios de la provincia de Buenos Aires no se resuelve con más patrulleros, cámaras o cambios de cúpulas policiales. Se necesita una solución de fondo: la municipalización de la policía, con control y responsabilidad de las intendencias.
El actual modelo centralizado ha demostrado ser ineficaz. Necesitamos un sistema policial descentralizado, transparente y eficaz, con anclaje territorial y control político local. Sin una reforma profunda que descentralice el sistema policial bonaerense, seguiremos atrapados en la misma lógica obsoleta.
El debate político en la provincia de Buenos Aires transita por fórmulas tan conocidas como impotentes. Mientras unos plantean mano dura frente al supuesto garantismo y procuran sacar ventajas políticas con slogans ya gastados como el de ”meterle bala a los delincuentes”, que fue popularizado por un candidato a gobernador hace más de 25 años, otros no proponen más alternativa que el inmovilismo, para evitar “hacer olas” en un escenario de gran incertidumbre, en lugar de impulsar las transformaciones necesarias. Ni los discursos de mano dura ni la inactividad permiten superar la coyuntura actual. Se necesita policía, pero controlada, transparente, profesional, eficaz y eficiente y, para ello, es preciso descentralizar el sistema policial bonaerense a nivel municipal.
Desde hace años, los gobiernos locales han asumido un papel clave como contrapartida a la crisis de legitimidad de los actores tradicionales del sistema penal que no han logrado dar respuestas efectivas al aumento de los problemas de seguridad. En este marco, hay un debate central sin resolverse: ¿apostamos por un modelo policial centralizado o descentralizado? En las últimas décadas no se ha tenido una dirección clara y se ha zigzagueado con un rumbo errático.
Más allá de los vaivenes, se ha sostenido un modelo completamente ineficaz, con una centralización de la policía, cada vez menos preparada y carente de conducción política, que tiende a generar respuestas autoritarias, desordenadas o corruptas.
Para salir de este atolladero, que actualmente conjuga problemas recurrentes de seguridad y municipios rehenes de un sistema centralizado de policía que no logra dar soluciones, es necesario una profunda modernización del sistema policial bonaerense: virar hacia un modelo descentralizado a partir de la creación de policías municipales que ofrezca mayor eficacia y control por la importancia que tiene el anclaje territorial en las políticas y en las intervenciones policiales.
Pero para dar este gran paso debe existir voluntad política para sortear tres graves problemas.
Primero, la tendencia a quedarse a mitad de camino en las reformas. La experiencia de las policías locales en la Provincia de Buenos Aires es un claro ejemplo: nunca se consolidaron completamente y terminaron en un híbrido inestable. Esto refleja una dificultad más amplia en la política de seguridad argentina: la falta de continuidad intertemporal en las decisiones. Se avanza en una dirección, pero rápidamente se produce una contrarreforma que deshace lo construido.
Segundo, las distorsiones que genera la coexistencia de un sistema policial centralizado con una descentralización informal de hecho. Esta descentralización informal no significa que el municipio carezca de injerencia, sino que su intervención se da de manera desregulada, sin controles ni reglas institucionales claras. Esto se traduce en intendencias que influyen en la designación de comisarios y fiscales, pero todo ello en un marco opaco. Muchos municipios no están interesados en migrar hacia un modelo de descentralización institucionalizado, ya que esto les impondría responsabilidades y exigencias de mayor transparencia. Además, no podemos ser ingenuos/as, en este contexto también operan complicidades, flujos de dinero para la política y otros factores que consolidan estas prácticas.
Tercero, la falta de audacia en la gestión. Los cambios estructurales en el sistema policial bonaerense serán imposibles si los gestores de la seguridad siguen actuando con temor al conflicto. Cualquier cambio significativo implicará tensiones y es necesario asumirlas, aunque ello implique mayor inestabilidad todavía para quienes ocupan cargos de gestión.
Los municipios están siendo cada vez más receptores de reclamos vinculados a la seguridad que no pueden atender de manera eficaz con las herramientas actuales. Si la descentralización policial no se concreta, seguiremos atrapados en la misma dinámica repetitiva y obsoleta: instalación de cámaras, creación de centros de monitoreo y distribución de botones antipánico, sin alterar la lógica centralizada del sistema.
La descentralización del sistema policial en Argentina, y en particular de la policía bonaerense, a partir de la creación de policías municipales es un aspecto clave para avanzar hacia una gestión de la seguridad pública a la altura de los desafíos actuales.
Alberto Binder – Presidente del ILSED
Santiago Fernández – Vicepresidente del ILSED