El 10 de diciembre pasado asumió Javier Milei como Presidente de la Nación. Sucedió a un gobierno que se caracterizó por mala gestión hacia afuera y la traición hacia adentro. El cambio comenzó, la casta pagaría por fin los daños oligárquicos. No fue así. La casta se invirtió gracias a un díscolo apoyado por propios y extraños.
Desde ese día hasta hoy la infelicidad se apropió de las mayorías de los argentinos mientras unos pocos consumidores de la blanca se convierten en gladiadores de la nada combatiendo al viejo y al pibe para que el rico siga sonriendo.
Gracias al accionar ratonero del congreso la ley de bases se impuso. Una especie de constitución que se hizo en 6 meses mientras que el campo nacional y popular estuvo 12 años para que nos auto percibamos importantes en cuerpos y mentes intolerablemente ingenuas. Nunca descansó. El padre de Conan atendió a sus hijos de cuatro patas, esos que su amigo Musk no convalida. Repartió su tiempo en cuidar a sus perros y a sus dueños. Ningún rico pasó necesidad, ningún pobre pasó de dos comidas diarias. Ningún jubilado pudo comprar una gilada a su nieto y ningún desempleado volvió al campo laboral.
Los días pasaron y el tirano debía caer. En cualquier época, en cualquier país serio no hubiera cumplido un mes en el gobierno, pero Argentina es el país del no te metas, ese de alabar a deportistas desclasados y millonarios y de justificar el hambre, la pobreza y el saqueo con y que quieren con todo lo que se robaron. No somos derechos no somos humanos somos y nada más.
La oposición radical piensa en la radicheta y esta crece a muy baja altura por eso la banda de De Loredo limpia las baldosas de la casa rosada con sus rodillas al tiempo que abre la boca, en el parlamento para decir tonterías, en Balcarce 54 ustedes saben para que. Unión por los pesos no llegaron a tanto, pero si lo suficiente como para saber que con ellos no contamos. CGT y Justicia ausentes como siempre que gobierna la ultraderecha.
Nada se vende, todo se entrega. El narco se apoyó en la libertad y blanquea y mata. Los grandes lavadores, esos que viven en barrio parque, contratan villeros para la cocina del veneno que mata la juventud en sus dos versiones, consumiendo y delinquiendo. Ellos se reúnen con el poder, nosotros no podemos sobrevivir.
La protesta fragmentada constituye un acto folclórico. El paro por tiempo indeterminado no se producirá, así lo prometió Daer a Javier y en el ámbito de los acuerdos tampoco los k impulsarán el juicio político.
Finalmente, un tirano ejerce su autoritarismo en nombre de la libertad, nos roban y los ladrones somos nosotros, nos matan y es Dios que nos abandonó porque las fuerzas del cielo solo atienden en Olivos, y nuestros representantes se preguntan si renuevan, si acuerdan otras traiciones o si estas vacaciones son europeas o americanas. La solución pasa por el reclamo indefinido, el voto blanco y la rebelión fiscal. ¿No le parece?