Otra vez sopa, otra vez el veto poderoso del subnormal prohibió la felicidad de un pueblo, que no cambia de idea al pretender una vida digna.
Mientras el peronismo en cualquiera de sus versiones siempre aumentaba el presupuesto en el rubro educación, por contrapartida la derecha la disminuía. Macri, Milei necesitan un pueblo ignorante, tonto, estúpido sino quien los votaría.
No es un acto de discriminación, pero solo un imbécil puede hacerle el aguante a un gobierno que se jacta de empobrecer y hambrear a sus votantes.
La juventud fue la fuerza mayoritaria de los votos a un león que alquila leonas. Esos mismos que son financiados por los padres, que carecen de vocación, no entienden la cultura del trabajo y son adictos a un celular. Ese es el futuro, estúpidos con canas.
Este razonamiento descalificativo no sale de un arranque de bronca. No señor. Ese pibe de 9 años, ese adolescente de 16 que hoy no comen o si lo hacen ingieren carbohidratos, grasas y cero proteínas no genera neuronas, o sea, es imposible que el mal alimentado de hoy sea un inteligente del mañana.
Si seguimos con esta idea y dejamos de lado el temor de que ese joven entre en el campo de la delincuencia la pregunta cual es su futuro. Los trabajos rutinarios y de escasa especialización son reemplazados de a poco por la robotización. Ni pensar en carreras universitarias y que le va costar por dos motivos, la alimentación y la carencia de profesores, escuelas o medios para ir a una facultad privada. En una palabra, ese pibe está condenado.
El presidente dijo que en 30 años seremos Alemania, a este paso y de veto en veto seremos Alemania Oriental. Hoy la imagen negativa del padre de Conan sigue en aumento, pero todavía el tonto lo banca. Y ese tonto también puede ser un jubilado o un desempleado.
En el caso del pasivo está jugado. Lo único que tiene es pocos años por vivir y lo que no tiene es un peso para los remedios, el regalo del nieto o las cuatro comidas que hoy son tres o dos para el ahorro de la boleta de luz. Hoy un jubilado no come para que Daniel Vila o el Toto Caputo siguen acrecentando su cuenta corriente, ellos manejan la luz.
Y el desempleado que banca a este muchacho que le cuesta salir del closet cree que va al sacrificio por su hijo. Cree que seremos Alemania y el no lo verá. No entiende que su vida se va terminando y la de su hijo no puede progresar en este contexto. El desempleado, el jubilado y el pibe que son fanáticos de este futuro ex presidente son muertos vivos y nada más.
Por eso ya es hora de hacerles entender que la tragedia que afecta al país seguirá en tanto y en cuanto no entendamos que la rebelión puede ser parte de la solución. El escrache que vale es el escrache que duele. La única verdad es la realidad y hay que vetar los vetos y también vetemos al presidente y sus acólitos. ¿No le parece?