Opinión

La libertad del esclavo

Por Gabriel Princip.

Desde tiempos inmemoriales existe la esclavitud del hombre. La formal, la de venta legal de humanos se fue prohibiendo a medida que trascurrieron los siglos. De todas maneras, el término actual es trata de personas o venta ilegal, pero siempre existió y existe la esclavitud. Por esa razón la palabra libertad es tan adorada y tan poco racionalizada.

El empresario habla de libertad de mercado y difunde una idea donde todos podemos hacer y deshacer a nuestro antojo. Claro que el hombre de negocios habla de esta manera para evitar impuestos y multas. El político si te habla de libertad es para tener una sociedad controlada. El futuro ex presidente llegó al sillón de Rivadavia con un himno a la libertad. La propuesta siempre fue la misma. Todos podemos hacer lo que queramos, nadie nos impedirá nada y el voto joven cayó en la trampa.

Una vez que asumió el cargo lo que hace falta en la Argentina es libertad. Somos libres solamente para integrar el grupo de pobres e indigentes. Somos libres para buscar los ahorros y pagar impuestos. Somos libres para ahorrar en alimentos. Somos libres para no consumir. Somos libres para sufrir. Somos libres para enfermarnos y no poder comprar los remedios. Somos libres para quedarnos en nuestras casas ya somos desempleados. En realidad, somos esclavos de la libertad.

Lo único libre son los precios, escribió Eduardo Galeano. En nuestras tierras, Adam Smith necesita a- Mussolini. Libertad de inversiones, libertad de precios, libertad de cambios, cuanto más libres andan los negocios, más presa está la gente. La prosperidad de pocos maldice a todos los demás. ¿Quién conoce una riqueza que sea inocente? En tiempos de crisis, no se vuelven conservadores los liberales, ¿y fascistas los conservadores? ¿Al servicio de quienes cumplen su tarea los asesinos de personas y países?

Orlando Letelier escribió en The Nation que la economía no es neutral ni los técnicos tampoco. Dos semanas después, Letelier voló en pedazos en una calle de Washington. Las teorías de Milton Friedman implican para él el premio Nobel, para los chilenos, implican a Pinochet. Un ministro declaraba en Uruguay: “la desigualdad en la distribución de la renta es la que genera el ahorro”: Al mismo tiempo, confesaba que le horrorizaban las torturas.

¿Como salvar esa desigualdad si no es a golpes de picana eléctrica? La derecha ama las ideas generales. Al generalizar, absuelve. Así se expresaba Galeano. La libertad hoy retrasa. ¿Somos libres, pero para ser sometidos por alguien con facultades delegadas y alteradas, no le parece?

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