Opinión

Prohibido olvidar

Por Simón Radowistky.

Este país tuvo y tiene de todo, el problema es que se distribuyó mal en la historia. Tenemos a Messi, pero tuvimos a Maradona. Existieron conservadores, radicales y más vendepatrias, pero también tuvimos a Perón y Evita. Existió Lavalle, Saavedra y los unitarios probritánicos, pero supieron dejar su impronta Dorrego, Rosas y Alberdi. Pero la distribución en el tiempo no fue buena porque la mayoría de los gobiernos protegieron a la oligarquía salvo las vacaciones que nos dieron los que representaron lo nacional y popular.

Pero lo mejor que tuvimos y algunos hoy poseen son los valores, esos que no hacen diferentes. La solidaridad, el compañerismo y la militancia para con la justicia social y la igualdad entre todos muy a pesar de la corte suprema de injusticia y la resaca política que hoy se alinea en la derecha con Los Milei, los Macri y los Bullrich.

Respetar la palabra, la idea y la convicción puede sonar a viejo pero que bien estábamos cuando creíamos que estábamos mal. Para ejemplificar esta idea y salir de la Argentina abrevemos en Eduardo Galeano. Cuenta el
uruguayo que: “hace años, en Kiev, capital de Ucrania, los jugadores del Dínamo habían merecido una estatua. La historia pertenece a la segunda guerra mundial. Ucrania ocupada por los nazis. Los alemanes organizan un partido de fútbol. La selección nacional de las fuerzas armadas contra el Dínamo de Kiev, formado por obreros de la fábrica de paños, los superhombres contra los muertos de hambre.

El estadio está repleto. Las tribunas se encogen, silenciosas, cuando el ejercito vencedor mete el primer gol de la tarde, se encienden cuando el Dínamo empata, estallan cuando el primer tiempo termina con los alemanes perdiendo 2 a 1.

El comandante de las tropas de ocupación envía a su asistente a los vestuarios. Los jugadores del Dínamo escuchan la advertencia:

– Nuestro equipo nunca fue vencido en territorios ocupados.
– Y la amenaza.
– Si ganan, los fusilamos.
– Los jugadores vuelven al campo.

A los pocos minutos, tercer gol del Dínamo. El público sigue el juego de pie y en un solo largo grito. Cuarto gol: el estadio se viene abajo.

Súbitamente, antes de hora, el juez da por terminado el partido. Los fusilaron con los equipos puestos, en lo alto de un barranco.

Esto pasó y hoy pasa un gobierno que destrata, descalifica y deshumaniza a sus gobernados.

Las opciones son dos, encolumnase detrás de perverso mentiroso que nos garantiza la pobreza
o desafiarlos y ser el Dínamo sudamericano. ¿No le parece?

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