Mover los labios
Por Gabriel Princip.
La verba popular dice que un político miente cuando mueve los labios. Y es muy probable que esto sea así sin necesidad de chequear. La oposición miente cuando nos dice que todos sus actos son para defender al pueblo. El oficialismo miente cuando plantea una ley de bases o un decreto para el bienestar general. Los medios hegemónicos y las redes también mienten. Todo esto que se proclama en el cuarto del siglo 21 ya existía cuando promediaba el siglo 20.
La labor del político es convencer, seducir y finalmente mentir. El trabajo de los medios es informar. La cultura se apoya en los medios y entre ambos se puede corregir al dirigente pícaro. Claro que todo esto cae en saco roto cuando los medios y la cultura en general se alinean con un gobierno y justifican una realidad que es inapropiada para el devenir diario del pueblo.
De estas ideas sale una dualidad para el habitante, optar por la independencia o su antónimo, la dependencia. Arturo Jauretche en su obra: “Los profetas del odio” escribió: “ a la estructura material de un país dependiente corresponde una superestructura cultural destinada a impedir el conocimiento de esa dependencia, para que el pensamiento de los nativos ignore la naturaleza de su drama y no pueda arbitrar propias soluciones, imposibles mientras no conozca los elementos sobre los que debe operar, y los procedimientos que corresponden, conforme a propias circunstancias de tiempo y lugar.
Es que hay dos argentinas paralelas, una, de la realidad, que se elabora al margen de los estratos formales, y otra, la de las formas, que intenta condicionarla y contenerla en su natural expansión”.
Así hablaba Jauretche. Nosotros 80 años más tarde confirmamos sus dichos con una realidad que se parece a la década del 50, al proceso militar y a cualquier gobierno de derecha. En el siglo 20 Bernardo Neustad justificaba a los militares con su personaje Doña Rosa. Tomaba al oyente o al televidente como un ignorante. Tuvo éxito él y los gobiernos protegidos por su verba todos culminaron mal, pero con cuantiosas cuentas bancarias.
Naturalmente sus dichos eran acompañados con la opinión de funcionarios, escritores y artistas. Hoy Milei copia el sistema. Dice ser libertario, pero no se encuentra la diferencia con Videla, Rojas, Massera o Macri. Hoy se suplió a Bernardo por el hijo de Viale, Majul, un pelado y demás cadetes redactores de la oligarquía.
Ellos justifican el hambre y el saqueo que produce este gobierno apoyado en la voz de algunos miembros de la cultura nacional con la comparación mentirosa. Estamos mal porque el otro robó o nunca agarró la pala. La única verdad es la realidad. Este gobierno ha robado oro del Banco Central, ha emitido como nunca, ha sobrevaluado el precio del gas, ha entregado la nación por decir algunos delitos que se pueden probar a pesar de la corte suprema de injusticia. Eso sí, los Viale, los Majul te dicen que es mentira, una operación k o te suplen el tema con casos policiales.
Jauretche te lo contó en los 50, yo te lo cuento ahora y vos vas a seguir en tu casa quejándote,
pregunto de esta manera por no decir no le parece?