Una bestia rusa afloró en aguas habaneras y les quitó el sueño a los gringos.
Por Vilma Milagros P. –
Ya arribó al puerto de La Habana la flota de la Armada de Rusia, que incluye un submarino de propulsión nuclear y una fragata, en una señal de fortalecimiento de los lazos entre ambas naciones, aunque los medios occidentales traducen esta visita como una demostración de fuerza del Kremlin en las propias narices del enemigo estadounidense.
Lo cierto es que ya los rusos están en el puerto de La Habana ante la mirada curiosa de los cubanos que se agolpan en los muros del Malecón, o hacen una larga cola para ingresar a la imponente fragata rusa Almirante Gorshkov, que forma parte de esta flota de cuatro buques. La fragata fue la primera en arribar al puerto habanero, seguida por el submarino de propulsión nuclear Kazán.
Al entrar en el puerto, como estaba programado, la fragata disparó una salva de 21 cañonazos, que fue respondida desde el Morro de la Cabaña por cañonazos cubanos de bienvenida, que estremecieron los edificios de la rada portuaria y los corazones emocionados de los habaneros hombres, mujeres y niños, que hacen cola para visitar la majestuosa embarcación y saludar a los marineros rusos vestidos de gala; aunque el Tío Sam siga propalando la falacia de que lleva adentro armas atómicas.
Desde la capital cubana, una vecina de la avenida del Puerto, habituada a escuchar el tradicional cañonazo de las 9 en el Morro de La Habana, narra cómo fue la entrada a la rada portuaria de la ‘sospechosa’ flota de guerra, según los medios internacionales al servicio del Pentágono que han hecho fake news en torno a que portan misiles atómicos para apuntar a Washington desde la Isla. Pero la mentira tiene las patas cortas-reza el refrán. Y he aquí lo que realmente está aconteciendo:
“Días sumamente lluviosos no impidieron que los habaneros esperaran con expectativas al Destacamento naval Ruso que nos visita desde el 12 y hasta el 17 de Junio. En la misma entrada de la bahía habanera se agruparon pequeñas embarcaciones de pescadores, mientras que en el sofá de los bananeros (el extenso muro del malecón), no obstante la llovizna, parte de la población esperaban su arribo junto a representantes de la comunidad rusa que expresaba muestras de alegría, imágenes que eran registradas con sus teléfonos móviles.
Como quiera que este tipo de visitas se han realizado a través de más de medio siglo de relaciones amistosas entre Cuba y Rusia, esta vez y producto de la repercusión en medios internacionales, sobre todo de países comprometidos con EE.UU. integrantes de la OTAN en difundir la falsa alarma de que eran provocaciones rusas.
Para los cubanos, entrenados en desenmascarar la falsedad del vecino del Norte, este evento no tuvo otra connotación, que la reafirmación de las relaciones con sus siempre solidarios hermanos. La llegada tuvo una ruidosa acogida con el disparo de 21 salvas de cañón y el abrazo fraternal. El submarino Kazán, semejante a una bestia marina de películas, era comparado por los lugareños con el megalodón del filme. Otros 3 buques con banderas de Cuba y de Rusia, también hicieron su entrada al puerto de la capital cubana, mientras que por el sur de la Florida y también por el Norte, los personeros de la guerra en el Pentágono, se mueven nerviosos y vigilantes hasta del vuelo de una mosca.