¿No hay más remedio que “tragarse un sapo”?

Por Margarita Pécora B. –
Este fin de semana creo que a muchos nos pasó algo parecido: Cuando apenas empezábamos a digerir la noticia de que la fórmula del Frente de Todos ahora denominado “Unión por la Patria”, impulsaba como candidato presidencial a Wado de Pedro y a Manzur, de repente, como si se tratara de un juego teatral, volvió a subir el telón y aparecieron en el escenario dos nuevos actores: Sergio Massa y Agustín Rossi, definidos por el espacio oficialista como la fórmula definitiva a competir en las PASO el próximo 13 de agosto.
Y como era de esperar explotaron las redes con mensajes y los memes, algunos traduciendo un respiro de alivio, al comparar la dupla de Massa, con la poco convincente hasta ese momento del joven camporista y el tucumano; y ponderaron la del súper ministro de economía considerándolo como el único “capaz de salvar al país” del difícil trance económico-financiero por el que atraviesa; otros en cambio, lo han descalificado trayendo al presente su pasado sombrío de vínculo con la derecha junto al coqueteo con el macrismo y la embajada estadounidense.
Y es aquí, que en medio de tal desaprobación desfiló por las redes el meme que simboliza a un individuo tragándose a un sapo”, un acto obviamente repugnante, que ha dado origen precisamente a la frase popular “tragarse el sapo”, muy utilizada en Argentina para ubicar a una persona en medio de una circunstancia o acción muy desagradable, que le genera mucho fastidio y rabia, pero que, sin embargo, no tiene otra alternativa que aceptarla.
En ese grupo están los que irán a las urnas a dar su voto a Sergio Massa, sintiéndose ante la fuerte disyuntiva de tomar la decisión, cuando tienen todavía la “espinita clavada” de la duda y la desconfianza, más que todo, de apostar por el hombre que no hará todavía un año era el presidente de la Cámara de Diputados de la nación, y venía jugando el rol de hacer aprobar las leyes que precisó el Gobierno que desde un principio tuvieron una clara orientación de legitimar la herencia macrista y preparar el terreno para planes de ajuste: anular la movilidad jubilatoria que iba a beneficiar a los adultos mayores en diciembre de 2019, sancionar presupuestos de ajuste y, finalmente, el acuerdo con el FMI cuyas duras consecuencias estamos viviendo, sin que todavía haya hecho un mea culpa con la sociedad.
La decisión del Frente de Todos de designarlo como Superministro, le otorgó todo el poder que requería para frenar la inflación galopante que agobia al pueblo argentino, y la gente , incluso los más escépticos, asimilaron su promoción esperanzados en que consiguiera dar el vuelco al acuciante problema que el propio Massa encuadró en el “contrato con la sociedad”, que ha estado distante de poder cumplir, según él mismo ha reconocido, por el colosal “endeudamiento” con el Fondo Monetario que le clavó a este pueblo, su entonces amigo Mauricio Macri; lo que sumado a la parálisis productiva por la pandemia, más la pérdida de reservas y la emisión descontrolada , le han puesto el camino difícil y contra reloj al economista tigrense.
Aun así, y sin restarle méritos a otros candidatos como Guillermo Moreno, Javier Milei, Juan Schiaretti, entre otros, Massa figura como la opción menos nociva para el país, si se lo compara con los que bailan la danza electoral desde Juntos por el Cambio.
Es en medio de esta encrucijada política que se le presenta a la gobernabilidad del país, que el electorado más consciente debe poner en la balanza los peligros mayores. Probablemente terminen votando a Massa porque una buena parte del electorado, ha anticipado por las redes que la propuesta de Massa presidente, “es una decisión estratégica, para ser muy competitivos contra toda la derecha rabiosa y ultra neoliberal que aspira a sentarse en la poltrona de La Rosada y desde ahí negociar con la potencia del Norte la extracción de los recursos naturales que ya dijo la propia Jefa del Comando Sur Laura Richardson, cuando declaró que el litio, el petróleo y el agua dulce son intereses de Estados Unidos en Latinoamérica.
Y eso es , entre otras cosas, lo que se teme que ocurra, si en lugar de votar a Massa, damos el volantazo mortal de escoger a la derecha más represiva y violenta que ha conocido este país en democracia. Eso simbolizan Patricia Bullrich y Gerardo Morales, eso es también Horacio Rodríguez Larreta y todos los que integran Juntos por el Cambio, y han sido objeto de una reciente denuncia penal.
Los acusan ni más ni menos de “Apología del crimen, intimidación pública, asociación ilícita y participación secundaria por el delito de sedición. Esas son las caratulas de los accionares de gran parte de JxC, más precisamente HORACIO RODRÍGUEZ LARRETA, PATRICIA BULLRICH, MARTÍN LOUSTEAU, MAXIMILIANO FERRARO, SERGIO ABREVAYA, JOSÉ LUIS ESPERT y MIGUEL ÁNGEL PICHETTO, quienes fueron noticiados el pasado jueves con una Denuncia penal por tales delitos registrados en videos de la conferencia de prensa brindada por JxC, donde ningunean y deslegitimizan la lucha del pueblo jujeño.
Porque hay que recordar que después de semanas de autoritarismo, represión y una ilegítima reforma constitucional en Jujuy, el jefe de Gobierno porteño confirmó al presidente de la UCR Gerardo Morales, como su candidato a vice.
Ni qué decir del prontuario de la ex montonera Patricia Bullrich que se ha paseado por espacios políticos de todos los colores y se la considera autora de haber bajado las jubilaciones un 13% cuando fue Ministra de Trabajo; que formó parte de la Alianza de Fernando de la Rúa y fue mano derecha de Mauricio Macri y es responsable de otro saqueo en julio 2001 que dicen alcanzó al 16% del total de jubilados en la época. Ese recorte afectó directamente a 533 mil 401 jubilados en ese momento, salvajada que Bullrich justificó diciendo que era una medida “dolorosa, pero necesaria”.
Este es el panorama de los candidatos que más polarizan en la previa a las PASO, incluyendo al desquiciado libertario que ha manipulado a los jóvenes, y es sobre estos candidatos que la gente debe buscar información, comparar y sacar sus propias conclusiones. Porque como hemos venido diciendo equivocarse en las urnas puede resultar fatal para el destino del país y su pueblo. Ahora miramos al bolsillo por el apremio económico, pero levantemos la vista también a la soberanía del país y pensemos en manos de quiénes lo vamos a dejar. En todo caso, el pueblo tiene la última palabra y sabrá si lo que mejor conviene es “tragarse el sapo”.