Bogotá y Caracas, a un paso de unirse por tierra y aire.

Por Margarita Pécora B. –
Una postal de armonía binacional, que destierra el odio y las tensiones sufridas sobre todo en los últimos tres años, se abre para Colombia y Venezuela a raíz del anuncio que suscribieron sus primeros mandatarios, Gustavo Petro y Nicolás Maduro, respectivamente, de reiniciar a fines de este mes la conexión aérea entre Bogotá y Caracas con 5 líneas aéreas. Al mismo tiempo se producirá la reapertura de la frontera de 2.229 kilómetros que comparten ambas naciones.
Ni bien presentó sus cartas credenciales en Caracas, el embajador colombiano Armando Benedetti, se metió de lleno en el tema de la rehabilitación del tráfico aéreo entre ambas naciones, de ahí sus precisiones sobre las cinco aerolíneas que cubrirán la ruta Bogotá-Caracas desde el 26 de septiembre.
Se trata de Avianca, Latam, Ultra, Wingo y Avior. Ello dinamizará la actividad del Aeropuerto Internacional de Maiquetía “Simón Bolívar”, que es la principal terminal aérea de Venezuela. De manera especial se destacan las operaciones de la aerolínea Wingo porque también volará entre Bogotá y Valencia, que es reconocida como la capital industrial de Venezuela, y del Estado de Carabobo, un importante productor agrícola y pecuario.
También la frontera terrestre.
«Estamos dando pasos firmes para una apertura progresiva, productiva y feliz de los 2.229 kilómetros de frontera con Colombia- afirmó Nicolás Maduro y añadió: “Estamos trabajando en comisiones de trabajo técnicas, especializadas, para garantizar la seguridad, el movimiento, garantizar la aduana, garantizar todo».
El jefe de Estado señaló que, para Venezuela, se abrirá «un mercado gigantesco de 45 millones de habitantes» en Colombia, al que el país caribeño podrá presentar su «oferta exportadora», que, afirmó, «ha crecido».
La frontera de 2.341 kilómetros entre Colombia y Venezuela se cerró en 2019, cuando Iván Duque, ex presidente de Colombia entre 2018 y 2022, impulsó el llamado Grupo de Lima, siguiendo el juego geopolítico de Estados Unidos contra Venezuela- que dichos sea de paso, sancionó política y económicamente con severidad al Gobierno de Maduro.
En 2019, el presidente de la Asamblea Nacional de Venezuela, Juan Guaidó, se autoproclamó presidente interino del país, y recibió casi de inmediato el reconocimiento de Estados Unidos. Los países miembros del grupo de Lima también participantes del juego del imperio del Norte, reconocieron la legitimidad de Guaidó, pero el gobierno de Maduro rechazó dicha autoproclamación.
El 23 de febrero Guaidó lideró un intento de llevar “ayuda humanitaria” a Venezuela desde Colombia, que terminó en graves disturbios fronterizos. Entonces Maduro ordenó luego cerrar la frontera y romper relaciones con Bogotá.
Y es ahora, tres años después que con la asunción de Gustavo Petro al frente de Colombia, se abren nuevos horizontes para colombianos y venezolanos.
Seguridad, economía e integración regional, son los tres pilares del restablecimiento o reanudación de relaciones entre ambas naciones vecinas. Según analistas ya empiezan a sentir el cambio las poblaciones fronterizas de ambos países.
Colombia y Venezuela vuelven a ser hermanas, y ello se debe al desescalamiento de las confrontaciones y tensiones, y a la voluntad mutua de sus gobiernos de recomponer relaciones.
Es un paso gigante -reconocen los expertos en el tema, pero es vital gobernar la frontera por ambos lados, porque es fundamental no solo en desarrollo y economía, sino de seguridad y relaciones entre esos dos países que comparten lengua, cultura y familias: Son colombo- venezolanos.
Reabrir la frontera significa volver a tener la zona económica más activa de la región, en el área metropolitana de Cúcuta y otras zonas importantes para la economía como La Guajira o Arauca.
Pero nadie piense que va a ser fácil y mucho menos de un día para otro. Estos dos países tienen que ponerse de acuerdo para combatir con mucha firmeza el comercio ilegal de armas, de personas, narcóticos (cocaína), los tráficos ilegales, y aumentar el intercambio cultural y entre las familias.
Fortalecer la seguridad no cabe dudas que es un compromiso en la construcción de la paz cuando aún está latente el conflicto armado interno en Colombia , que afecta la gobernabilidad de esa frontera.
La paz total, esa que busca Petro, necesita el acompañamiento de Venezuela para que se logre realmente sobre una gran frontera compartida con muchos problemas e inequidades que demandan compromisos mutuos. Es una tarea larga, que requiere construir planes binacionales de ayuda e interés mutuos, si de verdad se quiere,- como propone Maduro-, una apertura progresiva, productiva y feliz de la frontera colombo venezolana.